Os quiero dejar con una carta que me ha escrito una colega que está de cooperante en Bangladesh. Nos la ha enviado como parte de un mail y me ha llegado a la patata. Es sobre una foto y la historia de esa foto. Espero que os guste.
Todas
las mañanas, casi llegando al trabajo, después de pasar por el bazar de
Dakkhinkhan (zona algo pobre), paso por delante de una escuela, donde
las niñas van con su uniforme que se trata del salwar kameez (el conjunto típico de aquí de pantalón ancho, camisola y pañuelo) blanco y azul. Los niños, llevan su pantalón corto azul marino y una camisa blanca que parece de capitán de navío.
Mi
coche siempre tiene que ir pitando para que todos los chavales que van
de camino al cole se aparten. Bueno, eso lo hacía al principio hasta
que le pedí al conductor, que por caridad, dejara de pitar a los niños.
Que ya desde tan pequeños no quería yo contribuir a que perdieran
audición. Aunque la verdad es que están acostumbrados a tanto tráfico y
caos. Muchos de ellos cuando me ven pasar gritan: “¡Foreigner!” y se
ríen. Al principio pensaba: “Pequeños cabroncetes xenófobos” pues
podría resultar algo discriminatorio,¿no? Pero es que son niños, que
corren porque llegan tarde al colegio, que van con cara de dormidos,
que se paran en la tienda de chucherías antes de entrar en el colegio,
que llevan a sus hermanos pequeños de la mano para que no se pierdan,
que llevan mochilas más grandes que sus espaldas, que chillan cuando
están en el patio, etc., etc. Son NIÑOS y hacen cosas de NIÑOS.
Pero
un día la vi a Ella. Con tanto niño entrando a la escuela no caí. Pero
luego me di cuenta de qué estaba haciendo. Ella estaba mirando a través
de una rendija de la verja. Podría ponerse en la puerta para ver mejor
el interior de la escuela, pero no. Decide mirar a través de una
pequeña hendidura de la valla el interior del colegio, lo que resulta
más estremecedor todavía porque parece que no se ve digna de asomarse a
la puerta. O quizá el guarda no le deja acercarse. Ella está mirando el
patio donde están todos los niños jugando, o dependiendo de la hora ya
están formando filas para entrar en las clases. Y Ella sigue mirando lo
que hacen los NIÑOS. Ella es una NIÑA como ellos, bueno quizá no es
como ellos… La diferencia es que no lleva uniforme. Ella no va al cole
como el resto de niños que ve jugar. Ella no va al cole como muchos
niños en Bangladesh.
Posiblemente
sus padres (si tiene a los dos) no tienen dinero para comprarle el
uniforme y mucho menos para mandarla a un colegio. No estamos hablando
de los colegios donde enseñan inglés y que suelen ser más caros, no, un
colegio sencillo. Un colegio donde “simplemente” la enseñen a leer y
escribir. Y quizá si es buena podrá llegar a estudiar matemáticas. Un
cole donde poder correr con otros niños durante el recreo.
Aquí
Ella posiblemente tenga que trabajar para poder ayudar a su familia.
Posiblemente trabaje recogiendo basura, o limpiando alguna casa o quizá
se haga cargo de sus hermanos pequeños mientras su padre está todo el
día llevando a gente en el rickshaw y su madre está picando ladrillos
para el edificio que están construyendo al lado de su casa. Porque
picar ladrillos, para convertirlos en cimientos de casas, es algo que
sólo hacen los niños, las mujeres y los ancianos. Ella lo mismo pica
ladrillos todo el día.
A
Ella ya la he visto un par de veces asomada a la valla del colegio. Y
hoy no he podido resistir la tentación de hacerla una foto. La foto no
es buena. La foto está hecha desde mi coche. La foto no enseña a los
otros niños que entran al cole ni el patio del colegio ni la tienda que
hay en frente donde los niños se compran chucherías.
La
foto sólo enseña a una NIÑA…O no. La foto quizá muestra algo más. Nos
muestra que Ella NO está siendo NIÑA, aunque es lo que más desea en el
mundo…
1 comentario:
Lo peor de todo es que solo es una historia más
Publicar un comentario